Mientras estaba recogiendo mis equipos de parto tras un parto, recibí un mensaje de texto que decía: “ Hola. Acabo de romper fuente.” y adjunto tenía la foto del líquido amniótico recolectado. Tras darle unas recomendaciones, nos mantuvimos en comunicación. 

A Neishma la conozco desde pequeña y ocupa un lugar muy especial en mi corazón. Alguien con quien por muchos años pude compartir de cerca y a quien pude delegar uno de los trabajos y llamados más importantes que he tenido en la vida desde hace muchos años… De jovencita me ayudó en ocasiones con las clases de parto que facilitábamos libres de costo, quizás cuando todavía no pensaba ni en ser mamá. Fue también la única invitada, fuera de mi familia inmediata, para estar en mi parto en casa cuando tuve a Ilan. Se encargó de velar a Amar cuando ya se estaba poniendo intensa pues era un “toddler" apegada a su mamá.  

Regresando a Neishma… Las contracciones iniciaron de manera consistente unas horas más tarde. Ese día nos mantuvimos monitoreando a bebé (latidos) a lo largo del día, ambos en salud. Un proceso de parto progresando poco a poco. Una familia que con mucha paciencia esperaba a Paulo.  

Al otro día en la mañana ya las contracciones eran más frecuentes, largas e intensas. Neishma e Hiram habían estado intercalando entre buscar comodidad y descansar entre contracciones. Neishma se mostraba tranquila. Respiraba las contracciones, cambiaba de posiciones y se movía en libertad por su casa. Hiram y su mamá se encargaban de que estuviera comiendo e hidratándose apropiadamente. La cuidaban, la acompañaban y se intercalaban para apoyarla en todo momento. 

Recomendamos intentar distintas posiciones para promover buen posicionamiento de bebé y tras los ejercicios todo empezó a fluir un poco más rápido. La intensidad fue incrementando y también la sensación de presión. Luego de caminar, hacer “lounges”, “squats” y un circuito completo de “spinning babies”, la piscina estaba lista para que Neishma entrara. 

Cuando llevaba como una media hora en la piscina Neishma verbalizó que sentía ganas de pujar. Todo continuaba marchando en salud por lo que tenía libertad de ir cambiando de posiciones, explorando lo que se sentía mejor para el cuerpo y para el progreso. También entre las contracciones, trataba de descansar un poco. Hiram y su mamá seguían cerquita de ella y continuaban asegurándose de que Neishma comiera y se mantuviera hidratada. 

Dentro de la piscina Neishma estuvo reclinada, en cuatro y en cuclillas. Luego de estar entre 1-2 horas en el agua, se le sugiere intentar otras posiciones verticales por lo que salimos de la piscina. Neishma se sentó en la silla de parto y encontró que le funcionaba intercalar entre sentarse en la silla y pararse por completo durante las contracciones que ya eran con pujo. 

Con cada contracción de manera fisiológica y sin que tuviera que dar instrucciones los pujos iban llegando. Podíamos ver como Paulo se iba acercando con cada contracción. Un progreso hermoso. Neishma pujando instintivamente y moviéndose como sentía. Permitiéndose ser dirigida por las sensaciones del cuerpo. Hiram y su mamá, cada uno a un lado la sostenían por los brazos. El ambiente estaba lleno de tranquilidad. Aunque la expectativa de todos iba creciendo por el gran deseo de conocer a Paulo, todos se mostraban en paz, pacientes, en la espera sin desesperar. 

Cuando ya Paulo estaba bien cerquita de nacer le digo a Hiram que se acerque más para que pueda recibirlo. Y así llegó Paulo, ya cuando iba a nacer, en ese momento final, salió bien rápido. Repletito de sangre. Lleno de vida. Alumbrando con su llegada. 

Papá lo recibió y lo llevó al pecho de mamá. Y así, con Paulo ya en su pecho Neishma e Hiram se fundieron en un beso mientras la abuelita y la bisabuela observaban al recién llegado a la familia. 

Fotos tomadas por: Photocabinet