En el año 2009, habiendo terminado mi bachillerato en Ciencias de la Salud y completando la pre-médica, tuve un encuentro con la partería y se abrió a mi la realidad de que en Puerto Rico los partos en el hogar bajo el cuidado de parteras siempre han sido opción para las familias de bajo riesgo que así lo desean. Desde ese momento fui adentrándome al mundo de los partos, certificándome como doula de parto poco tiempo antes de añadir a este nuevo conocimiento mis propias vivencias de embarazo, parto y posparto al tener a mi primer hijo Eliam. Tras un proceso de parto “largo” que dio varios giros a loplanificado Eliam nació mediante una cesárea. Cesárea que aunque no era deseada ni planificada, me dio demasiadas herramientas para poder apoyar a las familias en medio de sus cesáreas, recuperaciones y de los cambios de planes y decisiones que en ocasiones se tienen que ir tomando durante el proceso de embarazo y parto. Con Eliam de solo unos meses y acompañándome todos los viernes al Recinto de Ciencias Médicas, me certifiqué como educadora en lactancia materna y empecé a dirigir grupos de apoyo de lactancia. Luego me certifiqué como educadora perinatal y como doula de posparto y duelo.

Mientras más familias tenía la oportunidad de acompañar en sus procesos de parto, más crecía en mi el anhelo de poder proveer un cuidado de calidad a las familias gestantes; un cuidado que fuera individualizado, basado en el respeto, el consentimiento informado, la evidencia científica y el conocimiento sobre los procesos fisiológicos del cuerpo. En el 2012 nació mi segunda hija, Amar, en el calor de nuestro hogar; reafirmando mi llamado a la partería y a abogar por la libertad que debe tener la parturienta durante su proceso de parto. Amar nació de forma natural luego de una cesárea, tras un proceso de parto que ante mis ojos fue perfecto y sanador para el corazón. Experiencia que a lo largo de los años ha permitido que muchas familias que anhelan un parto vaginal luego de cesárea se sientan identificados con mi historia y busquen de mi experiencia para que los acompañe en sus procesos de planificación en el camino de vivir un parto vaginal luego de cesárea. Dar a luz en mi hogar como siempre lo había visualizado, sentir todo el poder que corrió por mi cuerpo en ese proceso, haberlo hecho completamente natural permitiendo que mi cuerpo y mi bebé trabajaran a su ritmo y sin ninguna intervención fue una experiencia empoderadora que me permitió sentirme poderosa en ese momento.

Luego de observar por un tiempo a varias parteras asistiendo partos en el hogar, junto a mi esposo Elías y a mis dos hijos nos mudamos a El Paso, Texas para estudiar en la escuela de partería Maternidad La Luz. Allí tuve el privilegio de atender a cientos de familias mejicanas que cruzaban la frontera para dar a luz en el centro de parto anexo a la escuela de partería donde, a su vez, las estudiantes realizan su práctica clínica. Al graduarme regresamos a Puerto Rico y desde el 2014 he estado brindando cuidado continuo a las familias que contratan los servicios de Parto en Casa Puerto Rico, LLC. y desean dar a luz en su hogar. En el 2015, nuevamente en el calor de nuestro hogar y en completa salud, di a luz a mi tercer hijo, Ilan. Ilan llegó tras un proceso de parto rápido pero intenso y me estuvo acompañando en citas y partos durante su primer año de vida. El complemento a nuestra familia y por lo planificado, nuestro último hijo.

Soy Partera Profesional Certificada, CPM (por sus siglas en inglés), titulo que me ha sido otorgado por el Registro Norteamericano de Parteras, NARM (por sus siglas en inglés) tras completar todos los requisitos para solicitar dicha certificación y haber aprobado el examen. También he colaborado como profesora en la escuela de partería Dar a Luz y he trabajado junto a otras prácticas de partería en la isla.

Para mi es una gran responsabilidad el cuidar la salud de mamá y bebé durante las etapas de gestación, parto y posparto. La partería es poder facilitarle a las familias la oportunidad de vivir experiencias que en otros ambientes no hubiesen podido vivir. “Facilitar” solo estando presente, acompañando, creyendo, educando y cuidando la salud de mamá-bebé. Es ver a las mujeres que “no dan las medidas”, pariendo sin ayudas. Es ver a la mujer del bebé “muy grande”, respirando mientras su bebé va descendiendo y llega a sus brazos. Es ver cómo los deseos del corazón de las mujeres se hacen realidad y maravillarse una y otra vez al recibir vida, en salud, en los hogares. Tras 13 años acompañando familias en sus procesos de embarazo, parto y posparto he tenido la oportunidad de haber visto nacer a cientos de bebés, teniendo el privilegio en muchas ocasiones de recibirlos con sus manos llenas de amor.