En la mañana del día del parto, antes de estar de parto, Natalia me envía foto para dejarme saber que había empezado a botar el tapón mucoso. En la tarde, aún sin estar sintiendo contracciones, siguió botando más tapón mucoso con rastros de sangrecita. Señal de que ya su proceso se acercaba. Era el 7 de julio, fecha en la que en su calendario de un juego de “babyshower” yo había dicho que nacería. Luego de pasar todo el día sintiéndose normal, a las 6:00pm me escribe que pensaba que estaban empezando poco a poco las contracciones, que se iba a acostar y me dejaba saber.
Luego de ese mensaje de texto, las contracciones no pararon. Era un patrón de contracciones de cada 10-15 minutos mayormente pero al enviarme el monitoreo a eso de las 8:30pm, le pido que me de una llamada pues recordé que me había contado que para el parto anterior (que también fue en casa) no tenía contracciones tan continuas hasta la última hora por lo que la quería escucharla y ver cómo se sentía.
Aunque las contracciones no estaban corridas, si eran largas y la intensidad se iba sintiendo. Al hablar con ella por teléfono decidimos que era mejor que me fuera moviendo para su casa. Ya en este momento las contracciones estaban cada 5-8 minutos pero era su tercer parto y ninguno de los anteriores había sido largo. Me preparé para salir y cuando estaba a 1 minuto por GPS, Natalia me llama para dejarme saber que había roto fuente.
Entro, monitoreo y acomodo todo el equipo de parto. Mamá y bebé en salud. Al revisarla le digo que sentía el saquito y que pensaba que no había roto fuente aún. Pero sin duda había progreso y bebé nacería pronto. Sus acompañantes estaban enfocándose en llenar la piscina de parto mientras ella exploraba posiciones en las que se sentía más cómoda apoyada de su esposo Ángel. Estuvo un rato parada, otro rato acostada y luego sentada. Le ofrecí la silla de parto pero ella no quería intentarlo pues pensó que estaría incómoda. Luego de estar en cuclillas por varias contracciones le sugerí que usara las piernas de Ángel como “silla de parto” mientras él estaba sentado en una silla y esa posición le gustó bastante. Le pregunté a Ángel que si quería intercambiar su posición para estar libre para recibir a bebé pero me dijo que se quedaría siendo soporte y apoyo físico de Natalia.
En esa posición, visiblemente empezamos a ver el saco amniótico asomándose. Todos los presentes lo vieron mientras se seguía asomando cada vez más ya por varios minutos. Natalia lo tocaba y se reía. Se vivía cada sensación de su proceso sin miedos ni inhibiciones. Un proceso lleno de amor a su alrededor. La piscina estaba lista y se la ofrecimos pero ella prefería permanecer en la posición en la que más cómoda se sentía. Natalia respiraba las contracciones y mostraba serenidad en medio de tanta intensidad.
La presión con cada contracción iba en incremento y Natalia sabía que ya bebé se acercaba. Al estar sintiendo las nuevas sensaciones de apertura y expansión, Natalia decidió moverse a la piscina. Ya cuando se paró, caminar era más incómodo. Subió una pierna para entrar a la piscina y rompió fuente siendo visible para todos los presentes. La confirmación de la cercanía de la llegada de su nuevo niño o niña. Solo había pasado 1 hora y un poco más desde que había llegado y en esa última hora las contracciones se mantenían continuas pero con buen lapso de tiempo entre medio para respirar profundamente, reponerse y hasta hablar en medio de las contracciones. Natalia iba verbalizando lo que ella sentía e iba avisando que ya faltaba menos.
Introdujo la otra pierna a la piscina y mientras Ángel la sostenía ella iba bajando para quedar en una cuclilla. A la par con este movimiento y cuando ya llegó a estar dentro del agua, podíamos ver el pelito que se acercaba. Ya dentro del agua, una contracción más y nació la cabecita. Bebé hizo su rotación y unos segundos luego iba naciendo su cuerpito. Lentamente, de manera espontánea y sin prisas. Tenía las manos cerca para recibir y a la vez dando espacio por si Natalia quería recibir ella misma. Levanté a bebé del agua y se la acerqué, Natalia la cogió rápidamente para llevarla a su pecho a la vez que Ángel de inmediato anunciaba que era una nena.
El cuarto estaba lleno de las abuelitas, tíos y hermanitos. Mucha felicidad por la llegada de bebé. Amalia llegó en el momento perfecto para completar a su familia y triplicar el amor que sobreabunda en su hogar. Una familia hermosa que tuve el privilegio de acompañar.