Constantemente sigo recibiendo mensajes de embarazadas con la preocupación de que su bebé es muy grande según el sonograma. Inclusive, aún en el 2020, sigo recibiendo los testimonios de embarazadas que han accedido a inducciones por el tamaño “grande” del bebé sin ninguna otra condición médica o factor de riesgo en el embarazo. Cuando pregunto a qué se refieren con un bebé grande casi siempre las respuestas son bebés que rondan las 8 libras. Un bebé de 8 libras no es un bebé grande, es un bebé con un buen peso, un peso normal para un recién nacido.
Hace muchos años atrás, en Puerto Rico se acostumbraba hacer inducciones de parto a las 36-37 semanas de embarazo. Actualmente, gracias a la evidencia y a los esfuerzos de diferentes organizaciones e iniciativas se ha reforzado la importancia de que un bebé llegue a término y de que no se realicen inducciones que no sean médicamente justificadas por razones de salud antes de las 39 semanas de embarazo. Una de estas iniciativas para reforzar el esperar al menos hasta las 39 semanas para una inducción es conocida como “Hard Stop”, con la cual se ha logrado que muchos hospitales establezcan esta política como parte de sus guías de trabajo. Si muchos de los partos antes eran inducidos a las 36, 37 y 38 semanas de embarazo, es normal que ahora al esperar hasta las 39-40-41 semanas de embarazo estemos recibiendo constantemente bebés que son mucho más grandes que los que se acostumbraba recibir antes. Un bebé a las 37 semanas puede pesar 6 libras y media y pesar 8 libras y media a las 41 semanas.
La mentalidad del “bebé grande” es una que inclusive se ha inculcado a través de los años entre las familias. Escucho comentarios como: “si es que pesó 8 libras, con razón no lo pudo parir”, “pobrecita, acaba de pujar un bebé de 9 libras, hay que ver cómo quedó allá abajo” o “wow, es una campeona, parió un bebé tan grande”. Las personas genuinamente se sorprenden cuando escuchan que el bebé pesó 8 libras con 9 onzas y lo ven como un peso fuera de lo normal.
Los bebés grandes son normales. Mujeres saludables y bien nutridas pueden gestar bebés saludables y bien nutridos. Los factores genéticos también van a influenciar en el tamaño de un bebé y por lo general cada bebé que tiene una embarazada pesa un poco más que el anterior.
Y como les dije, un bebé que esté hasta las 40-41 semanas creciendo dentro de la pancita va a pesar más de lo que pesaba a las 38 semanas porque sigue recibiendo sus nutrientes a través de la placenta hasta el día de su nacimiento.
Niveles anormales de glucosa como los que encontramos en una embarazada con Diabetes Gestacional también puede aportar a que un bebé sea grande. Los bebés que son grandes debido a los altos niveles de glucosa tienden a ser más grandes y gorditos en el área de sus hombros y de su pecho a diferencia de los bebés que “naturalmente” (sin condiciones de salud) son grandes. Estos bebés grandes de embarazadas con diabetes gestacional son más propensos a tener complicaciones durante sus nacimientos que los bebés grandes de embarazadas saludables. Estas complicaciones a las que una embarazada que pare un bebé grande o un bebé grande están asociados son: distocia de hombros, laceraciones perineales y hemorragias posparto. Desafortunadamente, las investigaciones acerca de bebés grandes combinan la data de todos los bebés grandes sin dividir aquellos que nacieron de embarazadas con diabetes vs los que no.
Estimando el peso
La única manera de saber correctamente el peso del bebé es pesándolo al nacer. Los estimados clínicos como palpar y medir la panza pueden estar incorrectos, sobre todo si es una práctica con la cual no se tiene mucha experiencia. Aún con el mejor método que contamos para estimar el peso del bebé, que es la sonografía, hay un gran margen de error por lo que a muchas embarazadas incorrectamente se les dice que su bebé es muy grande. En un estudio realizado en los Estados Unidos (Cheng, 2015) se encontró que a 1 de cada 3 embarazadas se le dice que su bebé es “muy grande” basado en la sonografía. Sin embargo, solo 1 de cada 5 bebés que se sospechaban que eran grandes pesaron más de 8 libras con 13 onzas (4,000g). En este estudio, el peso promedio de los bebés que se sospechaban que eran grandes fue 7 libras 13 onzas. ¡Para nada grandes!
Imaginen la sorpresa para esa embarazada que tanto miedo tenía de parir un bebé grande. Imaginen la frustración y la decepción tras haber terminado en una cesárea tras una inducción fallida que decidió realizarse para “poder” parirlo antes de que bebé siguiera creciendo. El diagnóstico de macrosomia fetal es uno que siempre será impreciso por su margen de error en el estimado. Se considera como un bebé macrosómico aquel que pesa 8 libras con 13 onzas o más. La macrosomia fetal por si sola no es un indicador para realizar una inducción de parto.
En otro estudio (Primary Cesarean Delivery in the US, 2013) se encontró que entre las mujeres a las que se le realizó cesárea por la sospecha de que el bebé era muy grande, 97.3% - peso menos de 11 libras, 80.3% pesó menos de 9.4 libras y 41.9% pesó menos de 8 libras 13 onzas. La evidencia consistentemente demuestra que la percepción de los proveedores de salud sobre un bebé grande puede causar más daño que el hecho de que el bebé sea grande. Las embarazadas con sospechas de bebés grandes tienen hasta el triple de inducciones y de cesáreas y el cuádruple de complicaciones maternas que una embarazada sin sospechas de que su bebé era grande pero que tuvieron un bebé grande al parir (Sadeh Mestechkin, 2008). Por lo que la percepción de que el bebé es grande influencia los resultados del parto y nacimiento más que el peso del bebé en si mismo.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (2018) ha establecido que una cesárea planificada para prevenir una distocia de hombros puede ser considerada para bebés que se sospechan grandes con un peso estimado de 11 libras en embarazadas sin diabetes y para un peso estimado de 9 libras 15 onzas para embarazadas con diabetes y diabetes gestacional. Sin embargo, contrario a la evidencia y a las recomendaciones, seguimos escuchando las historias de las inducciones programadas por sugerencias de los proveedores de salud para bebés considerados grandes aunque muchas veces no llegan ni a un peso estimado de 9 libras según el sonograma.
A la hora de acercarse el proceso de parto no debemos ir con miedo porque “sabemos” que el bebé pesa unas 8 libras. En un embarazo saludable es normal tener un bebé con este peso y siempre debemos recordar que hay un margen de error y que, aunque sea real, no es motivo para intervenir (inducciones o cesáreas) de manera planificada. Recordar que siempre con libertad de movimiento y constante cambio de posiciones podemos facilitar el proceso de parto y ayudar al descenso del bebé. Si empezamos a escuchar en las citas prenatales que el bebé es muy grande, es un buen momento para hacer una evaluación de nuestra alimentación y trazar un plan de ejercicios saludable. El exceso de azúcares y carbohidratos si puede influir en que se desarrolle una diabetes gestacional, en nuestro peso y en el de bebé. Buscar consejería con una nutricionista y trazar un buen plan es una recomendación que todas las embarazadas deberían tomar en consideración. Una buena alimentación, saludable y balanceada, es la primera herramienta que tenemos para la prevención de las complicaciones en el embarazo.
RELEVO DE RESPONSABILIDAD Este escrito es para propósitos educativos únicamente. La información compartida nunca debe reemplazar los consejos de tu obstetra o partera. Siempre busca las recomendaciones de tu obstetra o partera respecto a tu embarazo y acerca de todo lo está escrito aquí. Comunícate con tu proveedor de salud si tienes alguna duda o preocupación acerca de tu salud o tu embarazo